La Recopa de Europa de 1985
Un día como hoy, el 19 de marzo de 1985, el Barça conquistó su primer título continental, la Recopa de Europa, al vencer en la final al Zalgiris de Kurtinaitis y Sabonis.
Kurtinaitis, que había anotado 36 puntos, entra a canasta para empatar a 75, pero falla y el rebote acaba a manos de Otis Howard, quien la da a contraataque a De la Cruz y machaca 77-73 en el electrónico y la recopa de Europa ya está en manos del Barça. El pabellón estalla, mientras Chicho Sibilio, el mejor azulgrana aquella noche (29 puntos), se arrodilla, dando gracias. En un abrir y cerrar de ojos la pista se llena de banderas catalanas y azulgranas, de una afición culé que no puede contener la euforia y salta a la cancha. Unos cinco mil aficionados que se desplazaron masivamente hasta Grenoble para arropar al equipo, vivieron una noche mágica, mientras el Zalgiris lituano, todavía entonces en la órbita de la Unión Soviética y ya con un joven Sabonis en sus filas, se marchaba triste. Era un martes 19 de marzo de 1985.
Fue una fiesta grande. Después de tres finales europeas perdidas, el baloncesto azulgrana tenía hambre de éxitos, y aquella noche supuso el estallido de una generación de jugadores irrepetibles, con Sibilio, Epi y Solozábal de estándares. Unos jugadores que llevaron al Barça a ser capaz de romper, por fin, la eterna hegemonía de un Madrid hasta entonces dominador absoluto de las competiciones estatales. Pero fue, también, el triunfo de una afición que no faltó a la cita y que hizo que aquel equipo, entonces entrenado por Manolo Flores, se sintiera como en el Palau. «Fue una fiesta maravillosa, que no puedo olvidar,» aseguraba el ahora responsable del Scouting internacional del club azulgrana. Aquél 1985 él había tenido que coger el equipo después de la salida de Antoni Serra, y fue capaz de conducirlo hasta Grenoble. Allí el destino le reservaba un papel protagonista en la primera hazaña europea de la sección de baloncesto del Barça. Y contra un Zalgiris que en aquel momento era uno de los peces gordos del continente, con figuras contrastadas como Kurtinaitis, Homicius, Sabonis y Iovaisha, que se perdió aquella final por culpa de unas molestias en la rodilla.
La redención de Sibilio
En aquella final Chicho hizo una primera parte por enmarcar, con un Barça inspiradísimo desde la acabada de estrenar línea de tres, y que permitió a los azulgrana llegar al descanso con el partido encauzado (51-36, con un parcial final de 11-0). Solozábal llevaba el ritmo, Epi secundaba Sibilio en la anotación y Davis se encargaba de la defensa de Sabonis. Kurtinaitis, sin embargo, fue el encargado de liderar la remontada del Zalgiris en la segunda mitad. Otis Howard, apagado en el primer tiempo, despertaba, pero Kurtinaitis anotaba todo lo que le llegaba a las manos y la pesadilla cernía de nuevo cuando a ocho minutos la final era de nuevo abierta (63-61). Juan Domingo De la Cruz detenía Sabonis, pero el final agónico estaba servido. A 26 segundos del final, tapón de Sabonis y posesión del Zalgiris, pero la entrada decidida de Kurtinaitis, por suerte, no entró.
El equipo, con Manolo Flores en el banquillo, tuvo el soporte de unos cinco mil seguidores.
Sibilio (29 puntos) lideró un triunfo histórico, el primero de Europa de una generación increíble.
FC BARCELONA:
Solozábal (11), Epi (18), Sibilio (29), Otis Howard (11), Davis (2), De la Cruz (4) y Ansa (2).
ZALGIRIS KAUNAS:
Brazis (11), Homicius (6), Kurtinaitis (36), Civilis (6), Sabonis (14) y Krapikas.